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¿Por qué los psicólogos no deberíamos dar consejos?| Holismo Terapéutico

  • Foto del escritor: Ana G.E.Robles
    Ana G.E.Robles
  • 11 feb 2019
  • 4 Min. de lectura

Actualizado: 18 feb 2021



Cuando las personas van al psicólogo, normalmente consideran que el trabajo del psicólogo radica en escuchar para aconsejar. Pero eso es un gravísimo error. Precisamente, los psicólogos no solo es que no demos, sino que NO DEBEMOS dar consejos a nuestros pacientes.


Al principio, pensaba igual que muchas de las personas que consideran, nuestro trabajo radica en esta función. Pero me di cuenta a partir de su estudio y de mi propia experiencia, que los consejos en terapia son totalmente desaconsejables y no llegan a puerto.


Y diréis... ¿Y entonces, qué hacéis? ¿Qué decís?

Los consejos se modifican por las PAUTAS

Una persona que va al psicólogo, normalmente acude porque ha detectado algún patrón en su conducta que no le hace feliz. Bien sea por causas intrínsecas o por causas del entorno.


Normalmente, nos contarán innumerables experiencias sociales, familiares, biológicas y de múltiples índoles. El psicólogo ha podido experimentar o estar experimentando (recordemos que somos personas, no superhéroes) lo que el paciente nos está contando. Pero no por ello podemos decirle lo que haríamos nosotros en su situación. Precisamente, porque es él quien tiene que encontrar los recursos para hacer de su camino, un terreno más llano. No del nuestro.


Muchas veces, pensamos que por haber experimentado algo similar o parecido a lo que el paciente nos cuenta tenemos que decir o que condicionar, de alguna manera, con consejos sobre la resolución, sensaciones, sentimientos y emociones sobre nuestra vida para que éste, las amolde a la suya. Pero en el afán y vocación por ayudar, podemos no percatarnos de que no tiene nada que ver su vida con la nuestra.

Cada persona, por el hecho de ser totalmente diferente, tiene unos patrones de supervivencia. Unos límites y un grado de tolerancia a la frustración y al desánimo.


Intentar allanar de esa manera el camino en terapia, es un error. Porque en la mayoría de los casos, se vuelve contraproducente y es una energía en vano, ya que nunca o casi nunca, nos harán caso (sin generalizar, por supuesto).


EJEMPLOS:

Ej1: "Caso de divorcio entre padres con denuncias por malos tratos, con niños de por medio"



-La mujer acude a un psicólogo x

-El hombre acude a un psicólogo x

(Al mismo psicólogo).


El mismo psicólogo le da consejos a uno y a otro sobre lo que deberían hacer con la situación, consigo mismos y con el otro, como si de una obligación se tratase.

¿Sabéis qué ocurre en estos casos?

Que en muchas ocasiones, se puede llegar a una mayor confrontación entre las dos partes.

¿Por qué?

Porque cada uno, conforme los consejos que le han dado, puede utilizarlos en contra del otro, puede manipularlos sin querer o con convicción, puede utilizarlos de mala manera y que el psicólogo quede como un "malmetedor" entre ambos, además de no resolverse sanamente la situación. (Porque los afectados no han encontrado por ellos mismos una resolución. Y de esa manera, no podrán aprender nunca a gestionarla o resolverla, si volviera a ocurrir en el futuro).



Ej2: "Una mujer con miedo a emprender un nuevo negocio"



(De entrada, establecer que toda persona con miedo es alguien que tiene su vulnerabilidad a flor de piel. Por lo tanto es más sensible a la manipulación emocional).


Acude al psicólogo para quitarse el miedo. Y el psicólogo, que ha tenido una mala experiencia emprendiendo en un primer momento, le aconseja que no lo haga porque a él le pasó lo mismo, le perjudicaron, le hirieron...

Es decir, le aconseja desde el miedo.


Puede hacerse con la mejor de las intenciones pero no es sano, porque a la persona le estamos trasladando un miedo añadido. El nuestro.


Es una sobrecarga que hará que la persona dude aún más de sí misma, que su autoestima fluctúe y sus sueños se conviertan en sus peores pesadillas.

Además de que el entorno, puede sugerirle que tal vez pueda ser objeto de manipulación.


De alguna manera, el psicólogo está generando en ella un sentimiento de malestar que modificará, a la larga, su conducta. El entorno de la mujer podría sugerirle que a través de la vulnerabilidad percibida, están manipulándola y desalentándola. Lo cual es totalmente contraproducente tanto para ella como para el terapeuta.



LAS PAUTAS


De esta manera, surgen las pautas. Las pautas no son más que, con la situación puesta enfrente del paciente, mostrar en su globalidad y en conjunto (además de con distancia), lo que el paciente está viviendo para que sea la propia persona la que se aconseje a sí misma, piense los pros y los contras, las virtudes, los posibles peros, y encuentre un punto de inflexión al que recurrir cuando le surjan las dudas y temores. Para que sea él mismo el constructor de su camino.


Así, reforzaremos su seguridad, su confianza, su autoconcepto y se fomentará la consecución y retroalimentación de futuras metas. Es una manera de nutrir de forma constructiva, sana e interpersonal, la autoestima.


 

De forma muy resumida, aunque podría establecer innumerables casos de sucesos que han ocurrido por ejercer de consejólogos, es por esto por lo que los consejos a los psicólogos no nos sirven.


Hay veces que el paciente nos los pedirá encarecidamente, pero se hace preciso trasladar en consulta que no somos consejólogos. No podemos adentrarnos en la intimidad, ni modificar conductas porque nosotros pensemos que es lo correcto en general o la conducta esperable, idílica y que menos problemas genera. No es cierto. Sabemos unos patrones, pero cada persona es un mundo.


Con las pautas, alentamos a que el paciente encuentre las herramientas correctas para su camino, distanciándonos nosotros para no condicionar y desde la total libertad, pero sí sirviendo como bastón cuando necesiten apoyo.

Ana G.E. Robles ©



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