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PERFILES PSICOLÓGICOS TÓXICOS

  • Foto del escritor: Ana G.E.Robles
    Ana G.E.Robles
  • 9 dic 2018
  • 9 Min. de lectura

En Internet me topo cada día con innumerables artículos sobre este tema, y no dejo de aprender con la información que entrañan.


Siempre hay que tratar al otro desde el respeto, y la verdad que la etiqueta de "persona tóxica", no me termina de gustar del todo. Aunque la existencia de vínculos tóxicos, es un hecho.


Como personas que somos, tratamos de preguntarnos el por qué de esos vínculos, sin encontrar respuestas en muchas ocasiones. Pero si de algo me he dado cuenta a través de la experiencia, es que estos vínculos no están para otra cosa que para aprender de nosotros mismos, del otro y con el otro, y así crecer y aprender a detectar los vínculos sanos.


Porque... ¡SÍ! Nos merecemos vínculos sanos. Nos merecemos ser felices de verdad con las personas que nos rodean. Y también merecemos ser queridos en toda nuestra esencia. Sin trampas, sin juicios de valor, sin críticas, sin etiquetas... Merecemos querer con libertad y merecemos que nos quieran libres.


Antes de describir los diferentes tipos de perfiles, primeramente tenemos que contar con la siguiente información:

- Las características completas de esa persona (no se puede etiquetar a nadie sin ver una serie de criterios y rasgos en su conjunto).

- Saber su historia previa. (En casos de estrés post-trumático o situaciones de mucho estrés, miedo, ansiedad o culpa, es normal encontrar perfiles paranoicos o sobreprotectores. Este último perfil, principalmente se encuentra en casos de pérdidas que merquen mucho a la persona: pérdidas maternas, paternas o de hijos. Las personas en esas circunstancias, se han ido amoldando a las consecuencias de la mejor manera que han podido... Pero no de la más sana).


¡Teniendo estas dos cosas en cuenta, podemos seguir!


TIPOS DE PERFILES:


"El Ayudador"

El Ayudador es un tipo de perfil que siempre está predispuesto a ayudarte, aunque tú no se lo pidas. Hace aquello que a ti te supone un esfuerzo. Pero, ¿por qué lo hará? ¡Qué atento! Piensas en un primer instante. Sin embargo, conforme va pasando el tiempo, la ayuda no es incondicional. La ayuda necesita ser bidireccional además de vulnerabilizante, porque si no, el "Ayudador" no cumple sus objetivos, se siente insatisfecho en la relación y llegan los enfados y los reproches. El no darle lo que busca, es una manera de faltar a su "compasión" por ti.

Es en este momento del vínculo, cuando llega la culpa, el "no me valoras", el sentirse víctima. Y el que se expone a ello, finalmente termina accediendo por temor a sentirse culpable (lógico y normal).

Pero para que los vínculos con estas personas no nos afecten y sepamos tener el control, se hace necesario discernir entre un ayudador nato y un ayudador obsesivo:


- El Ayudador nato: Busca equidad. Equilibrio. Armonía. No le importa ayudarte cuantas veces hagan falta de forma incondicional. ¿Por qué? Porque te quiere sanamente.


- El Ayudador Obsesivo: Necesita ayudar para suplir carencias. Necesita sentirse útil, buscar aprobación a través de la ayuda, vulnerabilizar al otro para hacer que se apoye en él y sentirse poderoso. ¿Por qué? Porque tiene carencias muy arraigadas que sólo se suplen de esa manera. Eso no significa que en algunos casos, no te quiera, pero no de forma sana.






"El jeta"

Al contrario que el anterior perfil, el "jeta" es aquel que sabe muy bien cómo eres y a qué puntos vulnerables de tu personalidad, puede agarrarse para obtener lo que quiere. En concreto, buscan perfiles de sumisión porque saben que no podrán decirles que no. De alguna manera, es una forma de manipular haciendo creer al otro que debería hacer lo que él quiere. Y lo consiguen. Porque nuevamente, entra en el juego el sentimiento de la culpa. La culpa pesa como una losa. Y es poderosa. Ellos lo saben, y por ello la utilizan muy bien para alcanzar sus objetivos sin mover un dedo. En términos psicológicos, sería lo que llamamos un "vampiro emocional". Y en términos coloquiales, lo que conocemos por "un listo".





"El obsesivo"

El obsesivo entraña una serie de características que no sólo le hacen sufrir a su entorno, sino también a él mismo. Necesitan que las cosas estén conforme ellos quieren porque piensan que si no están con la equidad con la que lo piensan, algo malo puede suceder. Así como ser un golpe claro a sus egos. Son perfiles complejos que requieren de tratamiento en muchas ocasiones. No son fáciles pero sí son más claros cuando les conoces de cerca. Entrañan nervios, ansiedad y depresión. Y lo contagian. En casos muy extremos, llegan incluso a ser agresivos porque sus compulsiones y obsesiones necesitan ser satisfechas en el mismo momento en el que comienzan a sentir los nervios de la obsesión.





"El paranoico"

El paranoico buscará la intención detrás de lo que dices, de lo que murmuras, de lo que piensas... Buscará saber tus intenciones para con él, y así evitar sentir dolor.

(Aclaro algo dentro de este perfil: todas las personas que hayan vivido un suceso considerado en psicología como "shock", es probable que, en sus inicios, entrañen ciertas características y criterios del tipo paranoide , porque es completamente normal y un mecanismo de supervivencia para evitar peligros futuros). Sin embargo, la diferencia entre la hipervigilancia sana y la hipervigilancia patológica, comienza cuando la forma de vivir de estas personas, se basa en la intención del otro, anteponiéndose a los sucesos negativos o contagiando de temor al entorno. Son personas que viven con miedo, con el hacha de guerra siempre en mano (si pueden ser tres hachas, mejor que mejor!) sin darse cuenta de que no todo el mundo quiere atacarles. Además de ocasionar dolor y cansancio en el entorno, los primeros afectados son ellos mismos, porque inconscientemente, se prohíben disfrutar.





"El sobreprotector"

El sobreprotector es un perfil que puede generar mucho dolor alrededor. Aunque ellos también sufren mucho y sienten mucho nerviosismo si algo ocurre que sale de su control. Son personas que generalmente han sufrido pérdidas importantes en su vida y temen volver a perder a las personas que quieren. Necesitan ver bien a las personas de su entorno porque el dolor del otro, es también el suyo. En ese sentido son muy empáticas. Pero de forma patológica. Es normal sentir dolor cuando le pasa algo a alguien a quién queremos, pero se vuelve patológico cuando el dolor se convierte en sufrimiento. Cuando se dice aquello de "si le pasa algo, no sé qué haría" o "si le pasa algo, me muero". Ninguno somos imprescindibles en la vida de nadie, pero ellos así convierten a las personas de su entorno. Vuelven a los demás "pertenencias", de forma inconsciente. Y sufren mucho. Pero su entorno también sufre, porque se puede llegar a sentir agobio y tristeza por verse a merced de lo que su sobreprotector quiere para él. Se vuelve un círculo vicioso. Una relación tóxica en la que el que protege necesita cuidar con sumo celo, y el otro termina cediendo y dependiendo del protector. ¡Cuidado con esto! Debemos siempre ser libres para caernos y aprender.





"El narcisista"

Este perfil es uno de los más peligrosos, ya que en ellos, entrañan mucha manipulación fruto de sus innumerables carencias de autoestima. Buscará que le idolatres, que hagas lo que dice porque es irresistible, que lo que haces lo hagas por y para él. Se ofenderá creyendo que lo que publicas, lo que piensas y lo que quieres hacer, gira entorno a sí mismo. Aunque también sentirá orgullo por creer que tu mente funciona con su imagen las 24 horas del día. Se sentirá importante. Tienden a manipular a su entorno porque creen, distorsionadamente, que todo el mundo debe estar a su merced. Son únicos y especiales. Pero en lugar de plasmar su singularidad con elegancia, humildad y sencillez, te harán ver a la fuerza, que ellos son perfectos y que tú no sabes nada, no eres nada y no podrás llegar nunca a su altura. Sin duda, son perfiles a compadecer porque todo eso que proyectan no es más que un reflejo de que no tienen absolutamente nada. De que no brillan. De que en realidad no se creen lo que dicen (y el entorno tampoco le cree). Normalmente a este tipo de perfiles se les sigue la corriente. Pero pueden ser verdaderamente dañinos cuando entra en juego la manipulación emocional.




"El superpositivo"

Todo está perfecto, todo está genial y la vida es simplemente perfecta, llena de amor y armonía. Son personas positivas que contagian su entusiasmo, pero también pueden llegar a cargar. Todos sabemos que la vida no es lineal. Hoy estás arriba y mañana estás abajo. Y vuelta a empezar. Son personas de sonrisa aplastante aunque no verdadera. No hay brillo en sus rostros sino mero "postureo". Una felicidad muchas veces fingida. En ocasiones se puede utilizar para personas negativas, personas que también agotan con sus quejas, sus críticas y descalificaciones hacia todo. En esos casos, ¡puede hasta dar buen resultado! Pero no olvidemos que, igualmente, tanta superpositividad y vivir en el mundo "fingido", conlleva consecuencias.




"El negativo"

¿Quién no se ha topado con un perfil teñido en negatividad? Todo el día hablando mal del jefe, del compañero, del amigo... ¡¡¡¿Del amigoooo?!!! Del amigo. Son quejas, valoraciones negativas, descalificaciones y miedos andantes. Tienen carencias importantes y problemas de autoestima. Necesitan llamar la atención en muchas ocasiones, a partir de quejas. Contagian al resto de su imperiosa negatividad y convierten un agradable encuentro, en uno indeseable. ¿Por qué son así? porque necesitan ser tenidos en cuenta. Necesitan que alguien les escuche y desahogar sus frustraciones. "Sólo" eso...



"El analizador"

Son esas personas que llevan la "lupa" detrás de ti. Que observan lo que haces, lo que dices, con quiénes hablas, dónde viajas y en definitiva, toda tu vida. Necesitan controlarte por varios motivos: o bien porque su vida carece de emocionalidad, porque se ha acostumbrado a hacerlo con todo el mundo o simplemente porque necesitan controlar y sacar defectos en los demás (normalmente, cuando analizan, no es para sacar virtudes...). Necesitan saber todo acerca de esa persona. Y preguntarla con descaro. Necesitan saber más por qués de la vida de la persona a la que analizan, que el propio dueño de su vida. Son los típicos que piden explicaciones por todo y que creen que no les has pillado al vuelo. Ejemplo: - "Huy, esa fecha no me encaja, ¿seguro que fuiste?" o "huy, es que he visto esto y ya decía yo que no me cuadraba"... ¿Perdón? ¿En qué momento de amigo, compañero o familiar pasaste a ser mi periodista particular? Al analizador podríamos llamarlo, coloquialmente, cotilla.



"El mentiroso"

Es un tipo de perfil que enmascara su verdadera vida, sus intenciones, sus vivencias, sus relaciones... Todavía no he llegado a comprender del todo el por qué. Aunque quizá, sería mejor preguntarse el para qué. Todos, en algún momento, hemos mentido a alguien o bien para salir de una situación que nos incomodaba, cuando hemos querido evadir una quedada, una reunión o cuando simplemente no nos apetecía seguir una conversación. Mil motivos que podrían considerarse de "piadosos". Pero después, hay perfiles que viven con la mentira. Su forma de vida es esa. En psicología, esto se denomina mitomanía. Algo que puede ser muy peligroso y que va arraigado con la manipulación, el engaño intencionado, el hacer daño y el ocultamiento de la verdad a consciencia. Hay personas muy preparadas para la mentira. Aunque considero que este tipo de perfiles a quiénes de verdad engañan es a ellos mismos. Arrastran carencias que necesitan suplir a base de mostrarle a los demás cosas que no han conseguido y que no son. ¿Para qué? para sentirse. Simplemente, para sentirse. Generan pérdida total de confianza y cierta suspicacia en su entorno. Cada vez son menos creíbles y tienden a quedarse solos, buscando nuevas víctimas a las que engatusar.



"El envidioso"

Si hay un perfil que me genera cierto rechazo de forma automática, es este. El del envidioso. Nunca he entendido las acciones que se pueden llegar a realizar por envidia. Provocar enfados, discusiones, separaciones... Incluso a asesinar. Sí sí, asesinar. (Esto en los casos más patológicos).

Unida a la envidia van los celos, que son primos hermanos suyos. El envidioso es terco, carente de brillo. Necesita por todos los medios ver caer a aquel que envidia. A veces, se hace pasar por amigo o persona que nos quiere con el único fin de manipularnos. Se hace el consejero, el buen amigo o compañero, el que quiere cuidarte y prevenirte de peligros (falsamente). Es el que no soporta verte crecer y sufre cuando consigues tus objetivos. Sin duda, es un perfil a mantener bien lejos porque todos sabemos los efectos de los envidiosos... Y no son nada buenos. Es una de las cosas que más dolor pueden generar. El envidioso está lleno de mentira, de ira inexplicable, de falsedad, de falta de cariño y afecto... Está a falta de lo que tú tienes, y enseñar demasiado tu luz, puede perjudicarte.

Por otro lado, es difícil identificar al envidioso porque intentan zafarse bien, pero no está mal ir con cierto ojo para detectarlos y ponerles freno.



En general, todos estos son los perfiles que nos encontramos día a día. Es difícil identificar algunos y separarnos de ellos. ¿Cómo me va a tener envidia mi amigo? ¿Cómo me va a querer manipular mi hermano? ¿Cómo va a querer cotillear mi compañero? Sí...

Aunque creamos que no, sí. Estamos rodeados de ciertos perfiles tóxicos. Igual que nosotros también lo cumpliremos para otros. A veces podemos llegar a ser tóxicos y generar vínculos tóxicos sin darnos cuenta. Algo que requiere de reflexión para ponerle medios y empezar a comprender que no nos merecemos caer ni en nuestras propias redes, ni en las redes de nadie.


Consiste en aprender y darnos esa libertad que necesitamos para ser felices :)


Ana G.E. Robles ©

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