¿Tiene sentido evitar las emociones negativas?| Holismo Terapéutico
- Ana G.E.Robles
- 15 feb 2019
- 5 Min. de lectura
Actualizado: 18 feb 2021

He leído muchos artículos sobre Psicología Positiva, sobre Mindfulness y otras variantes de la Psicología. En muchas de estas ramas, lo que podemos encontrar son consejos y frases muy bonitas, muy positivas y que solean nuestro mundo. Eso es verdad. Hay días en los que viene muy bien leer que podremos con todo, que todo es más sencillo... Pero la realidad es diferente.
No siempre estamos en disposiciones iguales para aceptar este tipo de frases y pensamientos filosóficos.
El peligro de evitar las emociones "negativas" radica en que si las parcheamos, si las ocultamos y las camuflamos por una sonrisa fingida o pintada, se harán más grandes y cada vez costará más trabajo sanarlas.
Un innumerable número de amigos, pacientes, y en definitiva las personas que cada día me encuentro por la calle o en las redes, establecen su temor a tener emociones negativas.
¿Y quién no tiene miedo a ello?
Cuando estamos en una época buena, parece que somos invencibles. Pero cuando nos asola la negatividad, es todo lo contrario. Nos hacemos vulnerables para con nosotros mismos y para con la vida. Pero el objetivo no está en EVITAR sino en TRANSMUTAR, en padecer para SANAR. Porque cuando hay tormenta, después sale el sol. Pero para que te des cuenta de su luz y aproveches las caricias de calor que te regala, primero tienes que experimentar el frío, la lluvia y el no saber con qué "paraguas" te cobijarás. Tienes que caminar en la duda y en la caída. Y una vez así, estarás preparado para entender la luz que alberga el sol en su interior.
Las emociones están en el ser humano con una única función: la Supervivencia. Permiten que puedas defenderte de un peligro, estar alerta o simplemente, disfrutar de la vida. Pero también cumplen la función de mantenernos en grupos, en relación. Algo indispensable para el desarrollo en todos sus ámbitos, del ser humano.
Las emociones han estado en nosotros desde siempre. Y conforme hemos evolucionado nosotros, ellas también han evolucionado, pues siguen un curso neuronal complejo (el nuestro) que las hace únicas de nuestra especie.
(Aquí habría que diferenciar las emociones, de los instintos básicos en la supervivencia de las especies animales).

Hay una concepción generalizada de que si mostramos o sentimos emociones negativas, los demás nos verán vulnerables y se irán de nuestro lado.
Desahogarse, sentir dolor o incluso llorar, son cosas que "no están permitidas". Que cuesta por los pensamientos que a veces tenemos. Y fruto de estas creencias, vienen los dolores físicos y los dolores emocionales que se quitan el traje de "dolor" para convertirse en "vestidos llenos de sufrimiento".
En consulta, los pacientes siempre me comentan el miedo que les da abrirse. El miedo que les da lo que yo pueda pensar. Temen que si se deshacen, les destroce, me aproveche de su vulnerabilidad, que lo cuente a mis compañeros o amigos de profesión o simplemente, piense que son débiles.
Vienen con corazas de desconfianza, miedo, vulnerabilidad, sensibilidad al extremo y dolor convertido en sufrimiento.
Sentir miedo, ansiedad, celos o tristeza, por citar algunas, es en su mayoría sano en determinado grado, porque nos preparan para la supervivencia. Pero cuando se desequilibran, es cuando vienen los problemas y se convierten en un lastre. Están por y para algo. Tienen una FUNCIÓN IMPORTANTE, que es hacer que te adaptes al medio. Pero cuando pesan más que las emociones positivas, es momento de poner remedio.

Hay personas que llegan a consulta a punto de estallar. Y no sólo personas que vienen a consulta sino también amigos. Amigos que te miran a los ojos buscando un cobijo y un consuelo, pese a estar rodeados de personas. Pero no es suficiente. Porque te miran buscando ayuda y sabiendo que comprenderás. Y quieren contarte... Ya lo creo. Pero no pueden. Se sostienen. Se hacen los fuertes. Y se contienen.
Hasta que explotan. Estallan. Y se alivian. Y una vez que lo hacen, hay que hacer que comprendan que no son malos ni peores personas por sentir dolor, celos, rabia, ira... Sino humano. Lo único que hay que conseguir es que eso que sienten no se cronifique, no se agarre con fuerza al corazón de la persona y le evite de vivir feliz.
Por otro lado, sería interesante hacer ver que las emociones negativas conducirán al camino de las emociones más positivas, porque estuvieron ahí con el objetivo de que se superara un contratiempo. Para parar a la persona y hacer que el entorno preparase su mecanismo de cobijo y protección.
Uno solo no puede tirar siempre del carro. Por ello, las emociones negativas son como pilotos automáticos que hacen ver a nuestro grupo el cansancio que arrastramos, y la necesidad de fuerza. Un equipo nutrido y un buen grupo, cobijará sanamente. Y la persona, a base de sus propios mecanismos y los de los demás, resurgirá. Y una vez arriba, sí podrá hacer uso de frases de motivación, de ánimo y energía positiva.
Pero esto es a lo que muchas personas se niegan. Apoyan, ayudan, protegen. Pero se pasan por alto que también ellos deben ser cobijados. Que no siempre se puede con todo. Porque entonces la fuerza inicial se puede convertir en debilidad.
PAUTAS para aprender a Transmutarlas:
- Fluir con la emoción negativa: es decir, dejarla su curso. Cuando algo nos duele, nos atormenta o nos genera un daño, hay que sentirlo. Hay que sangrarlo, vaya. Para luego poder curarlo y que no se quede dentro.
- Entender: ¿de dónde viene esta emoción? ¿del pasado, del presente? ¿realmente me han hecho daño o me he hecho daño yo con lo que pienso sobre x circunstancia?
- No ponerse tiempo: ha fallecido alguien muy cercano a ti (un padre, una madre o un hijo) y todo el mundo te dice "lo superarás, venga, la vida sigue". Un momento... Tú eres tú y yo soy yo. A lo mejor mi vida se ha parado aquí y necesito más tiempo para entender y sanar lo que he perdido. No busques superarlo pronto. El tiempo no es nada y cada cual lleva su ritmo. Mejor busca sanarlo poco a poco y piensa en ti.
- Distracción: cuando se retroalimentan los pensamientos y emociones negativas, dan lugar a más emoción negativa. La distracción te puede ayudar a no pensar por unos instantes en todo lo negativo, y darte una pausa para ver la circunstancia con mayor claridad y distancia.
- Buscar buenos amigos o personas de apoyo: los apoyos son esenciales. Marcan, entre otras cosas, nuestra salud mental. Si tienes referentes en los que cobijarte, habrás ganado mucho.
- Meditación: las respuestas nunca están fuera sino dentro. Con la meditación, y siempre que estemos predispuestos, podremos llegar a una comprensión mayor de lo que nos pasa sin echar balones fuera, sino entendiendo desde el interior. Y por ende, poder darnos una respuesta ante los ocurre, que sea más aclaratoria y que nos ayude más.

Ana G.E. Robles ©
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