A lo largo de nuestra vida conocemos muchísimas personas. Cientos de ellas. De algunas que han pasado por mi vida, diría que soy incapaz de acordarme ni de su rostro ni de sus apellidos. Ni de qué misión teníamos que hacer... Nada.
Las personas pasan por nuestra vida y algunas se quedan para siempre. Otras, después de sus misiones, simplemente se irán de ella o nosotros de las suyas.
Notarán que nos vamos, que nos ausentamos y que nos despedimos sin habernos despedido. Pero nunca notarán el motivo que nos llevó a ausentarnos del todo.
Cuando nos hacen daño (pero daño del de verdad), cuando nos sentimos usados, cuando nos engañan, cuando nos mienten, nos manipulan y vemos una serie de indicadores que nos dicen: "cuidado... ponte alerta", nada de lo que pensaste en un inicio, nada de lo que sentiste aunque la vida os lleve a ser almas complementarias, gemelas, kármicas o la misma, hace que te quedes al lado de los demás. Hay dimensiones que cuando se traspasan, claro que son perdonables, pero también hay indicadores de que lo que pensabas que era un trayecto o un camino, en realidad es un final. Hay dimensiones que se traspasan que hacen que te alejes sin tener porqué despedirte. Sin explicación.
Es muy doloroso ver que las personas se enganchan a nosotros en lugar de compartirnos. Y en muchas ocasiones ni siquiera por amor a nosotros, sino por amor a ellos mismos. Por miedo a perder la satisfacción que les genera nuestra conducta. Son personas egoístas, posesivas, que buscan su satisfacción sirviéndose del resto. Sirviéndose de las buenas intenciones con sinceridad de los demás. Sirviéndose de atenciones, gestos, palabras y sentimientos que son verdaderos cuando miras a los ojos, mientras a ti sólo te los venden como tal cuando miran a los tuyos.
Quién usa a los demás para su propio beneficio, quién toma a las personas y luego las tira, quién utiliza para "alimentarse" o se sirve de personas en un momento dado para llenar sus vacíos, al final acaba en la decadencia de la más absoluta soledad. Y cada vez tendrá más y más vacío insaciable.
Hasta la persona más buena se va y se aleja sin mirar atrás.
Es muy fácil sentirse bien con el ego... Pero al final con lo que hemos de caminar siempre, es con el alma. Quizá sea más fructífero llenar el alma que llenar el ego. Todo es una evolución y un constante renacer, pero hay cosas que ya no renacen. Simplemente se someten al olvido, al huracán de dejar que el tiempo se lleve la decepción y comenzar a construir un nuevo camino.
Las personas nos notarán, sabrán... Pero nunca entenderán o nunca verán qué nos llevó a irnos, porque cuesta reconocer las sombras y éstas siempre acaban proyectadas en los demás, esperando ser salvadas por un pobre "bienhechor". Y cuando eso acaba, es donde se inicia el olvido y los trayectos hacia otro lugar.
Ana G.E. Robles ©
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