Es una pregunta que parece obvia de responder, sin embargo, a día de hoy se sigue teniendo en consideración, el estigma de que los profesionales de la salud mental nunca nos caemos, no tambaleamos, no sentimos miedo y no dudamos de los pasos que damos.
Sin embargo, esto no es cierto.
Los psicólogos, por el hecho de ser personas, también caminamos por la cuerda floja. No reconocerlo o decir que no lo hacemos, sería como tirar piedras a nuestro propio tejado porque donde reside el objetivo de nuestro trabajo, no está sólo en estudiar un libro lleno de patologías, sino en experimentar los propios golpes de la vida, levantarnos y aprender cómo volver a hacerlo cada vez que nos
caigamos para, posteriormente, poder enseñarlo y extrapolarlo.
Los psicólogos también nos decepcionamos, también fallamos, también amamos, y sufrimos
Los psicólogos somos humanos no somos de piedra. No tenemos la respuesta siempre a todo. Mucha de nuestra experiencia reside en las preguntas existenciales que nos hacemos y que, en ocasiones, deben quedar sin respuesta, hasta que algún acontecimiento nos llene la cabeza de luz y nos permita poder contestarnos con precisión.
Los psicólogos tampoco sonreímos cuando no queremos o sabemos que internamente no estamos preparados para hacerlo. Ni tampoco tenemos por qué escondernos cuando nos caemos, ni es malo
que en algún momento de nuestra profesión digamos "no puedo".
Precisamente, el mayor título que podemos mostraros no es el de la universidad, sino el de la vida real. Esa que todos sabemos que en ocasiones nos pone la miel en los labios, y muchas veces, de golpe nos la quita. Y qué mejor que experimentar nosotros primero ese trocito de alma encogida, para
desencogérosla a vosotros.
Así es como se forja el sentido de nuestra profesión. Peldaño a peldaño, retroceso tras retroceso, caída tras caída y avance hacia el cielo.
Ana G.E. Robles ©
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