Para poder abordar en su magnitud este amplio tema, primero hemos de entender qué son las carencias emocionales, cómo afectan, en qué dimensiones influyen y los campos que abordan.
¿QUÉ SON LAS CARENCIAS EMOCIONALES?
Las carencias emocionales son vacíos almacenados en el Inconsciente manifestándose en el Consciente, para ser saciados o llenados. Las carencias corresponden a una negligencia en la infancia, bien por defecto o por exceso. Defecto de competencias afectivas parentales (comprensión, empatía, escucha activa, intervención socio-parental y un sinfín de competencias), o por exceso (sobreprotección y miedo). Ninguna de los dos estilos de crianza manifiestan amor sano.
Generalmente, el defecto de cariño en la infancia (ausencia de calor familiar, emocional, afectivo, social y mental) corresponden a una serie de secuelas que se almacenan como características -y que además son muy reconocibles- en la adultez:
- Inseguridad: son adultos incapaces de tomar decisiones si no tienen el control absoluto y total de todo lo que les rodea.
- Necesidad de atención constante: de hecho, se enfadan cuando no son el centro de atención. Piensan que no son queridos o tenidos en cuenta si no son ellos lo primero, lo cual es un pensamiento gestado y finalizado en la infancia. No debiera proseguir en la adultez.
- Mentira: la mentira es una especie de bastón sobre el que se apoyan. Piensan que no van a ser "pillados". La realidad es que todas las mentiras terminan viendo la luz.
- Manipulación emocional: utilizan el chantaje para ponerse a salvo y salvaguardar lo que ellos creen correcto, sin importar a quiénes tengan enfrente o los agravios que generen. Utilizan la mentira -a veces a conciencia- para darle la vuelta a las situaciones y salir victoriosos. El problema es que así, terminan alejando a las personas.
- Autoestima inexistente: son personas que no confían en sí mismas, ni en su interior. Se sienten vacíos y perdidos. Nada les viene bien y necesitan constantemente ser tenidos en cuenta para sentir que los demás los quieren. No confían en sus valías personales si no les dicen lo que valen o la cantidad de cosas buenas que residen en ellos.
- Necesidad de reconocimiento: hay una diferencia abismal entre contar vivencias y logros a los demás para compartir la alegría sana y pasar un buen rato, a publicar logros con la necesidad de que el vacío interior se llene. Así jamás se llenará. Todo lo contrario. Se hará el agujero más grande y denotará una carencia emocional y afectiva bastante llamativa.
Estos son algunas características que encontramos en adultos cuyas infancias fueron negligentes. La observación nos lleva a reconocer este tipo de características y reconocer conductas antes de que éstas se produzcan.
¿CÓMO SE RELACIONAN LAS CARENCIAS AFECTIVAS CON LA NECESIDAD DE RECONOCIMIENTO?
El Reconocimiento es la valoración a nuestras acciones, y por tanto, perpetuar nuestro yo. El ser humano necesita sentirse, saberse y ser reconocido constantemente por miedo a perderse. Por miedo inconsciente a la pérdida de sí mismo. Nos han enseñado por dogmas, por pensamientos, por valores y algunos esquemas mentales -que poco cambio han introducido-, que el reconocimiento tiene que venir de fuera. Que debe ser externo. Que las interpretaciones, opiniones y valoraciones que los demás tengan sobre nosotros, es lo único válido cuando eso sólo puede hacerlo uno. Cuando el reconocimiento real debe venir del interior y ser compartido con nuestro alrededor para poder evolucionar como especie. En conjunto.
Y te preguntarás ante esto ¿por qué?
Porque mi visión del mundo, de las personas... es la mía. Cada uno tenemos la nuestra. Somos el resultado de experiencias, traducciones mentales erróneas o acertadas, historias, vivencias, y cada uno vemos la vida, nuestro entorno, lo que nos acontece, de un color distinto. Ni mejor ni peor. Pero hay personas que la podemos ver blanca y otros verla gris tirando a negro. Lo mismo pasa con las personas. Nadie tiene la verdad absoluta de nada. Y mucho menos del ser humano, ya que, hasta nuestra vejez, seguimos aprendiendo cosas del ser humano. Seguimos aprendiendo de nosotros mismos.
Resulta pretencioso señalar con el dedo a los demás, sin mirarnos primero por dentro.
Esa necesidad constante del exterior denota algo muy importante: un vacío. Lo que podríamos llamar, a la larga, vacío existencial.
Muy aparejado a esto, me viene a la mente el tema de las redes sociales. Redes llenas de personas muy guapas, con mucha repercusión social o dogmática a partir de sus religiones y creencias. A cada uno le motivan diferentes logros, pero al final el resultado y la acción es la misma sea desde la vertiente que sea: reconocimiento.
Si dentro de unos años nos pusiéramos a hablar con infinidad de "influencers" cuya vida está basada en seguidores, contentarlos para que éstos sigan dándoles ingresos y reconocimientos a partir de seguimientos, dar likes, comenten y al final medio mundo sepa que existen y que además todos las quieran, veríamos autoestimas realmente destrozadas, exposiciones innecesarias.
Todo ¿por qué? Por buscar y encontrar Amor. Cariño. El reconocimiento "no es más" que eso. La necesidad de sentirse querido. Hoy volvemos los likes como símbolo inherente de cariño. La ausencia de ellos, mil motivos. Hoy hemos vuelto motor y timón de nuestra autoestima, un botón. Pero nos hemos olvidado de lo más importante, que lo importante es quién le da -o no- a ese botón.
Ana G.E. Robles ©
Comments