Muchas veces pensamos que las personas de mayor edad, por el hecho de tener más edad, van a tener más y mejor madurez. Pero en muchos casos esto no se cumple.
Por expectativa, canon, genes, sociedad y creencias erróneas pero muy arraigadas desde tiempos inmemoriales, le hemos concedido un ardid de madurez a muchas personas que sólo suman años. Pero sólo eso. La experiencia no les hizo aprender. Ni tan siquiera mirar qué parcelas de su personalidad necesitaban un cambio.
Como entes y seres sociales, además de entes energéticos y mucho más allá, nuestras conductas afectan al resto. Es lo que podríamos llamar "el efecto mariposa" o "efecto dominó".
Hay una frase que leí hace tiempo y me encantó: "Todo lo que hagas para ti, morirá contigo. Todo lo que hagas en la vida, permanece y es inmortal". Lo mismo pasa con nuestras conductas, pensamientos y maneras de comportarnos. Todo lo que hacemos genera un halo en nuestro entorno. De nosotros es responsabilidad que discurra hacia un polo (positivo) o hacia el otro (negativo).
CARACTERÍSTICAS DE LA INMADUREZ EMOCIONAL
Las personas con inmadurez, presentan las siguientes características:
- Critican a los demás para rebajarles puntos positivos y así ensalzar ellos los suyos.
- Tienen una falta de autoestima muy acusada.
- No aceptan críticas, otros puntos de vista.
- Socialmente persiguen una imagen encantadora. En su ámbito privado no son tan encantadores. De hecho, nos podríamos sorprender de la cantidad de negrura que arrastran en este último ámbito.
- Son personas interesadas, que utilizan a los demás en sus propios beneficios.
- Creen que el mundo gira entorno a ellos solos y que los demás no existen, no tienen responsabilidades o no tienen vida más allá.
- No ayudan de forma vocacional, sino para obtener reconocimiento.
- Son impositivos: no permiten que nada se salga de su locus de control.
- Manipulan a conveniencia utilizando diversas estrategias para obtener lo que necesitan.
- Son dependientes emocionalmente: necesitan que personas externas cubran sus carencias, vacíos y estén para ellos cuándo y cómo ellos quieren.
- Sienten celos y envidia de los logros de los demás.
- Utilizan la mentira para no enfrentarse a la realidad.
- Gozan de una falsa empatía para intentar mostrar una imagen, pero la realidad es otra muy distinta.
- Cada vez que algo no les encaja, tienen una pataleta literal de niño: celos, envidia... Es como el llanto de los niños que no pueden expresarse. En lugar de expresar su malestar, cometen una serie de actuaciones y desarrollan conductas infantiles para "llamar la atención" y hacerte saber su malestar.
- Son impulsivos: piensan después de haber actuado
- Son egocéntricos: las cosas son como ellos quieren y si algo no se cumple, se vuelven arrogantes y utilizan conductas para desestabilizar o tratar de inculpar a las personas que tienen enfrente. Siempre, claro está, utilizando el chantaje emocional y la manipulación emocional invisible.
Éstos son algunos rasgos generales, aunque podríamos profundizar mucho pero el artículo quedaría interminable.
CARACTERÍSTICAS DE LA MADUREZ EMOCIONAL
La madurez emocional, por el contrario, se compone de las siguientes características:
- Presentan de serie características y habilidades personales, como: escucha activa o empatía.
- Comprenden y gestionan antes de impulsarse a realizar una acción, teniendo en cuenta las consecuencias que van a acarrear sus actos y las de los demás.
- No buscan herir, simplemente se alejan de la fuente de conflicto y se acercan cuando las aguas se calman.
- Comprenden otros puntos de vista, los aceptan y los integran.
- Equilibran su autoestima con la de los demás, es decir, saben que es equiparable pensar en ellos mismos como pensar en los demás.
- Dialogan para que las conversaciones lleguen a puerto.
- No tienen necesidad de criticar, difundir calumnias o separar a unas personas de otras.
- De la inseguridad sacaron un aprendizaje.
- No necesitan ser el centro de atención.
- Establecen límites para no desgastar la energía de los demás ni la suya propia.
- No entienden la rivalidad, simplemente se empeñan en aprender más sin fijarse en los demás.
- No quieren estar por encima de nadie, ni les beneficia sacar defectos o errores en otros. Siguen su camino sin pararse a ver lo que hacen los demás.
Éstas son algunas de las características más acusadas en ambas tipologías. Como siempre, es importante establecer un contexto y valorar que no todo es blanco o negro. Hay contrastes que hacen que las personas desarrollemos conductas impulsivas o que los miedos venzan a esa madurez a la que todo el mundo aspira. Sin embargo, en nuestro entorno cercano o lejano, podemos lidiar con personas de inmadurez emocional y que el día a día se haga más costoso.
En próximos artículos explicaremos algunos recursos para lidiar con esta personalidad que, a la larga, es tóxica.
Ana G.E. Robles ©
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