El valor de la AMISTAD VERDADERA
- Ana G.E.Robles
- 3 feb 2019
- 3 Min. de lectura

Con cuántas personas nos encontramos a lo largo del día y a cuántas le otorgamos tras el paso del tiempo, este gran regalo de la vida que es la amistad.
Muchas personas otorgan a la ligera esta palabra que, bajo mi punto de vista, es digna de tratar con suma delicadeza. Con sumo cuidado. No todo el mundo es tu amigo. Aquel que te sonríe bien puede estar fingiendo, y en realidad no serlo. Como ya me ha ocurrido a mí y estoy convencida, de que a muchos de los que estáis leyendo este artículo.
Personas adultas que te dicen: "ábrete", "cuéntame" y en realidad lo que querían era cotillear sobre tu vida. Ni más ni menos.
Personas que se hacen pasar por ayudas para ser verdaderas piedras. Se agradecerá en un futuro que te hayan puesto el camino más dificultoso, pero la amistad verdadera no es esto. La amistad no se compone de cotilleo, cuchicheo, señalar los errores en el otro, rebajar la autoestima, decir lo que sí y lo que no puede hacer, controlar, sobreproteger, no dejar libertad, no dejar espacio, no entender, dar por la espalda, mentir, tergiversar... Todo para llenar carencias, pérdidas, egos.
Hay personas que dicen querernos mucho, pero únicamente nos quieren para llenar insatisfacciones. En realidad se quieren mucho a ellos mismos. Nos quieren para llenar egos heridos, carencias, enganches. Nos quieren para que les escuchemos, para proyectar miedos y alejarte de tus sueños. Para su propio beneficio y nada más.
Eso no es la verdadera amistad. La amistad no es estar pendiente siempre del otro, no es tratar de llevarlo a tu terreno, no es saber sus debilidades y utilizarlas para llenar tu propio ego.
"La amistad de verdad consiste en ACOMPAÑAR en el camino del otro. Quererlo en toda su dimensión con sus virtudes y defectos, dejar libertad, apoyar sus sueños, metas y anhelos y refugiar su corazón, si en algún momento se rompe" (Ana Gutiérrez).
La palabra amigo se queda muy grande y muy pequeña para muchas personas. En consulta es lo que la gente teme tanto. Lo que duda tanto. Pero la amistad de verdad no se duda.
¿Qué hace especial la amistad verdadera?
La CONEXIÓN con el otro. El vínculo. Ese que vas creando, nutriendo, podando y regando para que crezca cada vez más fuerte y bonito como si de una planta se tratase.
Es ponerte en la piel y en la mirada del otro, es entender sus anhelos, sus miedos y sus sueños y dar un toque esperanzador. Es estar. A veces sin decir nada. Simplemente con tu compañía y respeto le vas a poder reconfortar. Es mirar sus ojos y sin que te diga nada, saber lo que le pasa. Es terminar una frase porque las dos personas estabais pensando en lo mismo. Es acordarte de que tu amigo hace que tu mundo sea más bonito a partir de pequeños detalles, en pequeños gestos y en pequeñas estancias. Es saber la tristeza que arrastran, y sin preguntar, quedarte a alcanzar sus manos en la cercanía y en la distancia, dedicando un ratito al día para mecer y abrazar sus almas. Es alegrarte por sus metas y logros y seguir alentando a que no dejen de lograrlo. Es no hacer que te quieran como indispensable por el temor a que te puedas ir, sino por dar la seguridad de que te quedarás siempre. Es no tener que fingir o mendigar amor. Es permanecer sin excusas. Es proteger con cariño y calidez sin sobreproteger y sin proyectar temores.
"La amistad verdadera es vislumbrar aquello que al otro le hace iluminar sus ojos, acercárselo y lograr que los tuyos y los suyos brillen juntos" (Ana Gutiérrez).
La amistad de verdad no conlleva condiciones, no conlleva ataduras, no conlleva manipulaciones. Conlleva hacer saber que estarás siempre, que te quedarás, que no te irás y que tu mundo es más bonito si tienes quiénes te llenen el corazón de magia.
En parte es una de las únicas magias de la vida porque este tipo de conexiones hace experimentar en ti uno de los amores más cálidos, tiernos y sinceros. Mucho más, a veces, que el amor de pareja. (No son comparables en ningún sentido porque cada tipo entraña unas características que los hacen mágicos), pero el amor por un amigo es muy especial.
Por ello, cuando encuentres conexiones que sepas que realmente te quieren y tú a ellos, conserva su esencia como tesoros. Su libertad. Deja que vuelen hacia donde ellos quieran, haciendo saber que acompañarás su viaje si así lo desean. El amor por un amigo no se fuerza, surge.
Y es, con el tiempo, donde se forjan las mejores conexiones y se aprende el significado y el verdadero valor no sólo de la amistad, sino del amor verdadero.

Ana G.E. Robles ©
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