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La Empatía es una competencia Global| Holismo Terapéutico

  • Foto del escritor: Ana G.E.Robles
    Ana G.E.Robles
  • 21 feb 2019
  • 3 Min. de lectura

Actualizado: 18 feb 2021



Cuántas veces, en reuniones entre amigos (y no tan amigos) escucho aquello de:

- "Madre mía, y me vino a contar toda la cantidad de problemas que tenía... ¡Con la de problemas que tengo yo! Ni que fuera psicólogo".


- "Vamos, encima me cuentan todo a mí... ¡¿Me habrán visto cara de psicólogo?!"- dicen de forma enfadada e irónica.


Esto son cosas que puestas y escritas, parece que no ocurren o que no suceden así e incluso generan cierto humor. Pero sí. La realidad supera a la ficción siempre. Incluso alguno que esté leyendo esto, puede que lo haya dicho en algún momento.


¿Un psicólogo es un marciano? ¿es un extraterrestre? ¿es un superhéroe?

Los psicólogos, antes de psicólogos, somos personas. Personas que, en su mayoría, hemos vivenciado la falta de respeto, de educación y de empatía, y sabemos los efectos que genera en la persona y el gran daño físico y emocional que se puede ocasionar sin ella.

Al siglo en el que estamos y con la de avances que tenemos, hay muchos retrocesos en cuanto a la adquisición y desarrollo de competencias y valores se requiere. Y uno de ellos, es el de la empatía.



¿QUÉ ES LA EMPATÍA?


La empatía es la capacidad para ponernos en el lugar del otro y entender sus zapatos, una vez hemos caminado con ellos. Pero no consiste en desarrollar cualquier tipo de entendimiento, sino el solidario. El incondicional. Ese que no necesita ser bidireccional para que pueda darse.

Esta competencia hace desarrollar una comprensión muy profunda, que hace coger de la mano a la persona que está padeciendo y mirar a los ojos para poder decir,en toda su dimensión, te entiendo.

Además es fundamental ya no sólo para la Salud Mental, sino para la Supervivencia de la "especie humana". Es adaptativa, y una de las cosas que nos hace comprender el medio en el que vivimos.


Cada vez hay menos empatía. Y no lo digo yo, lo dicen también los estudios de prestigiosas universidades.


Nos quejamos día sí y día también de los pocos valores de los niños y de los jóvenes, del mundo tan inhumano en el que vivimos y de todo aquello que se nos ocurra. Hasta aquí genial. Pero, si lo que quieres es un mundo mejor, empieza TÚ por cambiar tu conducta. Ayudarás y aportarás un granito de arena. No digas: "eso de escuchar, es cosa del psicólogo" porque escuchar al otro y ponernos en su piel, es cosa de TODOS.





Tal vez, hoy sea el de enfrente el que necesite de ti. Pero quizá mañana puedas ser tú el que necesites un cobijo, un oído que no oiga sino que escuche (el matiz es importante), un regazo que proteja y unos brazos que consuelen.

Eso es lo que busca todo el mundo cuando te cuenta un problema. Desahogarse. Sentirse entendido y protegido. Creer, o al menos sentir, que todo irá bien. Sensación que buscan los pacientes cuando vienen a consulta a hablar de lo que les pasa. Pero también lo que busca un amigo cuando no sabe salir solo de algo, un conocido o un niño cuando necesita a sus padres y familia.


El punto principal es hacer que el otro se sienta entendido. Sin crítica ni juicios de valor. Sin expectativas, sin filtros, sin hacerle sentir raro o pedirle explicaciones.


Para escuchar y prestar comprensión al otro, os aseguro que no hace falta estudiar una carrera de cuatro años. Ni tampoco tener un Cum Laude o cien mil y un títulos. Hace falta HUMANIDAD, HUMILDAD y CAPACIDAD DE ESCUCHA ACTIVA.


El sufrimiento del otro, a veces hay que reconocer que se puede volver tóxico si se gestiona de mala manera. Pero más agotador o tóxico, es quejarse y echarle la responsabilidad "de mejora" y de escucha al psicólogo. Nosotros estamos encantados de tener personas que confían en nosotros. Pero cuando salimos del gabinete o del despacho, nos quitamos "la bata" para colgarnos el traje de personas. Personas normales y corrientes con sus problemas o sus aciertos. Pero personas.

Personas que podemos servir de oído a otros, dejando de lado nuestro perfil más clínico.


Para ser ser humano, os aseguro que no hace falta ser psicólogo. Porque no somos más ni menos que nadie. Hemos ido adquiriendo competencias y habilidades a lo largo de nuestra formación y de la experiencia. Sin embargo, la empatía la llevábamos ya de casa. No es cosa sólo nuestra. De nuestro estudio.

En la carrera no nos la desarrollan. Simplemente nos la mencionan para poder aprobar el examen final. Pero no el real. El de la vida.

El de la vida, lo aprobamos cada vez que un amigo, un familiar o una persona a la que no conocemos de nada, es capaz de entregarnos su vulnerabilidad y su confianza, sintiéndose entendido, respetado y escuchado.



Ana G.E. Robles ©



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